Hola a todos, hoy con el permiso de un conocido escritor he cogido uno de sus relatos para vosotros, así que hoy contamos con la colaboración del escritor Daniel Rosado.
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«Con doce años fui llevado al Templo Jingu, en Hokkaido.
Convertirse en monje budista era la única salida para un octavo hijo.
Mi cometido sería cuidar de una caprichosa mocosa de ocho años.
A parte de pasarse el día ocasionándose todo tipo de problemas, lo único que hacía era rezar de vez en cuando frente a un anciano y gigantesco árbol.
En una ocasión, le pregunté por qué lo hacía.
No me respondió, tan solo abrió una de sus manitas frente a mí, dejando caer en mi regazo una pequeña semilla rojiza, envuelta en un capuchón transparente.
Las sacerdotisas de la madre tierra mueren jóvenes. El porqué de semejante destino es algo que desconozco.
Para cuando Michiru murió, yo ya estaba enamorado de ella.
El día que la semilla cayó por fin de su vaina y pude plantarla, lo hice a modo de despedida. Pues ya nada me retenía en aquel lugar.
—Bonita flor ¿verdad? Las semillas del renacimiento solo caen del árbol de la vida sí la sacerdotisa del templo conoce el amor, y solo pueden florecer si este es correspondido —explicó una melodiosa voz a mi espalda.
Una Michiru adulta contempló risueña mis ojos anegados en lágrimas…»
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Muchas gracias Daniel por tus maravillosos relatos. y gracias a todos por perder un poco de vuestro valioso tiempo conmigo.
Aquí os dejo la imagen de hoy.
