Hola continuando con nuestro recorrido por las leyendas gallegas hoy nos vamos a Mondoñedo.
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Cuenta la leyenda que mucho tiempo antes de que se fundara la actual villa de Mondoñedo había en una zona conocida como Bría, y próxima a donde actualmente se sitúa este pueblo, un castillo de enorme grandeza en el cuál habitaba uno de los reyes con mayores posesiones de toda la comarca. Este castillo era la morada del Rey Cintolo.El monarca contaba con una única descendiente, muy hermosa ella y querida por todos los súbditos de su padre no sólo por su belleza sino también por su bondad. Su nombre era Manfada.
Además de estas dos virtudes de la joven había un factor determinante también para los hombres que la pretendían, la riqueza de su padre. Debido a esto no eran pocos aquellos caballeros que soñaban con optar a un emparejamiento con la princesa. Sin embargo el defecto que tanto el Rey cómo la princesa le encontraban a estos era precisamente ese, su condición de caballeros. Eran hombres que habían ascendido en su clase social debido a diversas traiciones, asesinatos y crueles enfrentamientos en múltiples batallas. Por eso el Rey no tenía demasiada prisa en que la princesa se uniese en matrimonio.Un día llego a Bría un joven conde llamado Hollvrudet, este no traía mucho séquito, como acostumbraban hacer otros pretendientes de la princesa, pero rápidamente se hizo querer por su simpatía y cordialidad. La joven princesa sintió una gran atracción hacia él, era un joven apuesto y por primera vez no estaba caracterizado por su rudeza y sus sangrientos asesinatos.
El Rey también veía con buenos ojos la relación y hasta consideraba como posible la idea de una boda entre el joven y su hija. Era la primera ocasión en la que nadie del lugar se mostraba titubeante ante una posible boda. Pero estos no eran los comienzos de un cuento de hadas. A los pocos días llego a Bría un numeroso séquito de hombres a caballo con gran número de armas entre sus posesiones y diversas trompetas para anunciar su llegada. Se trataba del Rey Tuba de Oretón, este y sus caballeros acamparon en el lugar como si se tratara de la ocupación de una plaza por un ejercito de guerreros. Desde los exteriores del castillo envió diversas cartas al Rey comunicándole los motivos de su visita. Éste quería dialogar con el Rey acerca de su boda con la princesa y le comunicaba a su vez que de no ser recibido de forma inmediata tomaría por la fuerza el castillo y se llevaría a la princesa.Ante la amenaza todas las gentes del castillo, incluido el Rey, se mostraron atemorizados. Ninguno sabía bien que hacer y fue la iniciativa del conde la que les dió una solución. Este se ofrecía a combatir con el Rey de Oretón. Su amor por la princesa Mafada era cada vez más grande y debido a su destreza en el manejo de las armas supo que sus capacidades ante el enemigo le harían vencer. De este modo envió al Rey Tuba de Oretón una carta en la que le retaba a un combate cuerpo a cuerpo entre ambos.
Tuba, Rey de Oretón, no era precisamente un joven apuesto, era más bien gordo y con poca habilidad en el manejo de las armas, lo cuál lo situaba en inferioridad de condiciones ante la batalla, pero poseía un don. Era lo que en Galicia se conoce como «vedoeiro» o brujo, por lo que sus armas de guerra en este combate con el conde no serían una espada, o un garrote, sería un conjuro. Así, se reunió con otros brujos que le acompañaban y juntos tramaron un encanto con el que poder vencer a la fuerza física del conde.A los pocos segundos de que comenzara el ritual un gran estruendo, causado por un enorme trueno, hizo temblar toda la tierra de Bría. El castillo se vino abajo y las gentes salieron despavoridas de él, quedando muchos de sus ocupantes sepultados entre los restos. El conde Hollvrudet salió ileso y consiguió llegar hasta el Rey Tuba al que atraviesa con una espada. De regreso al castillo observa con terror que este había sido tragado por un enorme agujero que se habría bajo él. Se introdujo en él pero sólo vio algunas extrañas columnas, corrientes de agua, serpientes, lechuzas… pero de las gentes del castillo no había ni rastro. El castillo, con su amada dentro de él, había desaparecido dentro de esa enorme cueva y desde entonces nada se supo de su paradero.Cuentan las gentes del lugar que dentro de la cueva está la princesa, pero esta no puede escapar porque uno de esos brujos que acompañaban al Rey Tuba la tiene prisionera y la deja salir todas las noches a las doce, pero sólo durante unos minutos, momento que ella aprovecha para buscar a su amado por los alrededores. Por lo que se dice que si uno pasa en la medianoche por el lugar podrá verla, pero a la entrada de la cueva está el brujo vigilándola y si ve a otra persona la captura y la hace prisionera dentro de la cueva.
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Mañana tendremos otra leyenda, ahora gracias por perder un poco de vuestro valioso tiempo conmigo y os dejo con una imagen de la cueva