Habían sufrido un accidente, su padre había fallecido, su
madre estaba bien, pero ella quedó en una silla de ruedas de por vida. Tenía 13
años y su vida junto con todos sus sueños habían quedado arruinados, y si eso
no fuera poco tenía que afrontar la muerte de su padre. Por otro lado su madre,
intentaba animar a su hija, pero le resultaba prácticamente imposible en el
momento en que ella misma no era capaz de afrontar la pérdida de su marido y el
dolor de ver a su hija en una silla de ruedas. Todas las noches la mujer se las
pasaba mirando el viejo Tutú de su hija y mirando las fotos de su fallecido
marido.
Ilenía,
que en estos momentos ya tenía 15 años, ya había asumida su situación, cogió
todos sus vídeos de baile y comenzó a estudiar todos los movimientos y toda la
técnica, ella ya había tomado una decisión sobre su futuro. Con mucho esfuerzo
y unos cuantos años después se volvió una profesora de ballet. Ella no podía bailar, pero si podía ayudar a
otros a formarse. Fue un ejemplo de fortaleza y dedicación y un orgullo para su
madre.
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Espero que os gustara el relato de hoy, como siempre, daros las gracias por perder un poco de vuestro valioso tiempo conmigo.
Aquí os dejo la imagen de hoy: