Hoy tenemos el capitulo seis de esta cruel historia. Avisaros que tal vez este capitulo sea un poco cruel, pero la única intención que tiene esta historia es ver que el ser humano es capaz de hacer grandes crueldades por causa de una mala influencia en la niñez, dando suma importancia a cada cosa que les enseñamos a nuestros hijos. Debemos medir nuestras palabras y nuestros hechos especialmente cuanto más pequeños son, sus mentes son muy vulnerables y está en nuestra mano como sus mayores y, en teoría, su ejemplo a seguir, procurar enseñarles a vivir sin hacer daño a nadie, sin menospreciar a nadie, sea mujer, sea de otro color, de otro país, tenga o no las mismas ideologías nuestra, o simplemente porque no tenga las mismas capacidades o no tenga nuestro mismo poder adquisitivo. Con esto solo quiero decir que TODOS SOMOS IGUALES, NO HAY NADIE MEJOR NI PEOR, SIMPLEMENTE SOMOS DIFERENTES Y ESO NOS HACE CRECER.
Ahora continuemos con nuestra historia.
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CAPITULO 6: LA HABITACIÓN DEL PÁNICO
Al despertar Sofía entró en pánico, empezó a patalear para intentar soltarse pero lógicamente no era capaz. Mientras por el otro lado Damián miraba atentamente como luchaba la pobre abogada, finalmente el se puso en pie y se dirigió hacia una mesa en la que tenía todo tipo de instrumental quirúrgico. Cogió el bisturí y unas tijeras parecidas a las de podar. Se acerco a ella y le dijo:
- Lo siento pero tengo que hacer lo que mi padre ahora no puede hacer.
Y como se de un médico se tratara empezó con el bisturí a hacer cortes superficiales alrededor de los dedos, como marcando donde iba a cortar. Como Sofía aunque estaba amordazada no paraba de gritar soltó todo y se dirigió nuevamente a la mesa cogiendo una jeringuilla que contenía en su interior un liquido blanco, para ser exactos una especie de sedante o anestesiaste, se lo inyectó y a los segundos quedó dormida pudiendo él trabajar en paz.
Durante la hora que Sofía estuvo dormida Damián le apunto brazos y piernas y cauterizó todas las heridas para que no muriera. Al despertar Sofía ya no estaba amordazada, intentó levantarse y empezó a gritar al darse cuneta de lo que le había hecho:
-¿Por que me haces esto?
-Todas las mujeres sois malas, no te quiero matar pero tengo que impedir que hagas daño al resto del mundo y que no provoques que nadie peque. Tranquila que no vas a sentir ningún dolor ya que te he puesto analgésicos suficientes y antibióticos para evitar la infección. Pero ahora déjame continuar con mi trabajo.
-¿Qué más me vas a hacer?
-Aún puedes seguir provocando pecado a tu alrededor.
-No por favor
-Silencio, voz del diablo
Nuevamente la sedó, ya que él no soportaba los gritos, en el fondo no era como su padre. Una vez que estaba dormida le extirpó los senos, le cortó la lengua y la guardó en un bote con alcohol, ese iba a ser el recuerdo de su primera víctima en solitario. Después la abrió como si de una operación se tratase y le quitó un pulmón, un riñón, el apéndice y el bazo. Su padre le había enseñado como hacer para que no murieran las víctimas, También le hizo un vaciado completo de sus órganos reproductores.
Cuando Sofía despertó, Damián le enseñó todos los órganos que le había extirpar y le explicó con pelos y señales todo lo que le había hecho. La pobre mujer comenzó a llorar, que era lo único que podía hacer mientras el la enrollaba en una manta y a su vez la metía en una bolsa. La cogió en peso y la metió en la parte de atrás de su coche, mientras ponía rumbo a un descampado para allí abandonarla comenzó a fijarse por primera vez en todas las mujeres que había en la calle, fijándose de lo que estaban haciendo, una cuidaba de su hijo, otra llevaba un perrito en el colo, una monja estaba ayudando a un anciano a cruzar la calle, entonces Damián al ver todo eso comenzó a gritar como un loco, no le coincidía lo que veía con lo que su padre le había enseñado. Empezó a pensar en la abogada, en lo buena y atenta que había sido con él. Sin darse apenas cuenta en vez de ir al descampado paró en frente de un hospital, cogió un papel y un bolígrafo y escribió todo lo que le había echo a la abogada, y todo lo que había tomado,la sacó de la bolsa salió del coche con ella en brazos y la entregó a un enfermero que estaba en la puerta. Se giró, subió a su coche y marchó a toda velocidad del hospital.
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Por hoy me despido, mañana tendremos el siguiente capitulo. Un saludo a todos y gracias por perder un poco de vuestro valioso tiempo conmigo.
