Hola a todos, hoy os traigo un pequeño relato, espero que os guste.
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CÁNCER
Era
de madrugada y no podía dormir, estaba cansada de dar vueltas en la cama. A las
diez de la mañana tenía que ver el resultado de unas pruebas que me hice de
urgencias. El miedo me corría por dentro, el no saber me hacía más daño que el
saber. Necesitaba que llegara la hora y me comunicaran al fin si tenía cáncer o
no.
Eran
las nueve y media de la mañana y ya estaba en el hospital a la espera de que me
llamaban para pasar a la consulta, aunque la cita la tenía para las diez de la
mañana, la casa me estaba cayendo encima, no podía seguir en ella con la
incógnita de ver si mi hora había llegado, si mi cuenta atrás había comenzado.
De pronto una enfermera me llama:
-
Lourdes Rodríguez. (Dice la enfermera).
-
Sí, soy yo
-
Pase por la puerta 28, el doctor le atenderá ahora.
Entré
en la consulta, se miraba al doctor sentado al fondo de la consulta, emanaba
una tranquilidad y una paz que casi logra relajarme.
-
Lourdes Rodríguez (dijo el médico)
-
Sí.
-
Usted venía a saber el resultado de sus pruebas.
-
Así es doctor. Dígame finalmente tengo cáncer.
-
Lamento decirle que han dado positivo tiene células cancerígenas en la faringe.
-
Lo sabía, igual que mi padre, algo en el fondo de mi corazón me lo decía. ¿Hay
alguna solución?
-
El tumor por lo que se ve en la resonancia es demasiado grande para poder
operarlo, pero comenzaremos el tratamiento con quimioterapia y radioterapia para
intentar reducirlo.
-
Cree que debo tener esperanzas.
-
La esperanza es lo único que no se debe perder.
-¿Cuándo
empezaremos con el tratamiento?
-
La enfermera del mostrador le dará la cita para comenzar el tratamiento cuando
antes.
-
Muchas gracias por todo doctor.
-
No me des las gracias, nos veremos en la siguiente revisión.
-
Hasta luego doctor.
-
Hasta luego.
Salí
de la consulta con las lágrimas en los ojos, mi miedo había cobrado vida, tenía
cáncer al igual que mi padre. Me acerqué al mostrador y pedí la cita, me la
dieron para una semana después. Cuando llegue a mi casa, no era capaz de parar
de llorar, me encontraba perdida, sin motivación. Los recuerdos de mi padre
invadían mi mente, el dolor y el sufrimiento que él sintió los últimos días de
su vida rompían mi alma. Aquellas curas interminables, el miedo que él sentía
cada vez que iba dormir. Aun siento los cálidos besos que me daba cada noche
por miedo de no despertar al día siguiente, siempre me obligaba a despedirme de
él por si no había otra oportunidad. Lo único que me consolaba un poco era que
al no tener a nadie, nadie vería lo que yo vi y nadie sufriría por mi marcha.
Llegó
el día de la cita, y cuando me tocaba entrar, el pánico se apoderó de mí, no
tuve valor para entrar y sin más, pegué media vuelta y solicité hablar con mi
médico.
-
Hola doctor, gracias por recibirme.
-
¿Qué necesitas Lourdes?
-
Solo le pido sinceridad.
-
Por supuesto, dime.
-
Usted se sometería a la quimio en mi situación. No quiero que me hable como
médico, quiero que me diga lo que haría realmente en mi situación.
-
Está bien, si te soy sincero, el tiempo que me quedara de vida la disfrutaría y
dejaría que la naturaleza siguiera su curso.
-
Entonces doctor deme unos calmantes para que me calmen el dolor y sin más me
despido de usted.
-
Los tienes ya puestos en la farmacia.
-
Muchas gracias por todo y adiós.
-
Cuídate mucho y disfruta de cada instante de vida que te quede, haz todo
aquello que no has podido hacer y simplemente cuando llegue el momento ten la
cabeza muy alta, porque personas que decidan lo que tú has decido hay pocas. Se
feliz.
Salí
de la consulta y me dirigí directamente a una agencia de viajes, compré el
crucero más largo y que saliera lo más rápido posible, y me embarqué para
disfrutar el último viaje de mi vida.
El
crucero era maravilloso, comida de lujo, casino, piscina, todo era perfecto.
Quedaba aproximadamente una semana cuando me levanté muy débil y con un fuerte
dolor, me tomé unos calmantes y me fui a la cubierta a tomar el sol, sentía que
el final se acercaba, mi corazón poco a poco latía más despacio y, sin darme cuenta
entré en mi último sueño. Cuando desperté, estaba en el aire viendo mi cuerpo
sin vida, pero yo me encontraba tranquila, estaba en paz, todo el dolor había
desaparecido, solo sentía un calor en mi interior difícil de explicar, me gire
al escuchar una voz que me llamaba, dios mio, era mis padres esperándome a lo
lejos. Sin mirar atrás fui hacía ellos y volví a sentir el calor de sus
abrazos, la ternura de sus besos, una nueva existencia había dado comienzo y
tenía todo lo que yo necesitaba.
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Espero que os gustara el relato de hoy, sin nada más os doy las gracias por perder parte de vuestro valioso tiempo conmigo y os dejo con la imagen del día.