Hola a todos; hoy os traigo un relato que se podría incluir en el marco del terror, espero que os guste.
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Suena el teléfono, Isa corre desde el otro lado de la casa para cogerlo.
-Sí,
dígame.
-Hola,
buenos días, le llamo de talleres Velázquez, usted cuando trajo su coche entró
en un sorteo de un viaje con todos los gastos pagos. ¿Se acuerda?
-Sí,
lo recuerdo.
-Era
para comunicarle que ha sido la ganadora de dicho sorteo.
-¡¡Está
seguro!!
-Sí,
señorita, le ha tocado un crucero por el mediterráneo con todos los gastos
pagos. Debe pasar mañana a recoger el premio.
-Sí
claro, dios mío, no me lo puedo creer, nunca me había tocado nada.
-Pues
es verdad, ya puede gritar que le ha tocado el viaje de sus sueños, un viaje
que jamás olvidará.
-Muchísimas
gracias.
-Nuevamente
darle mi más sincera enhorabuena y nos vemos mañana.
-Si
claro, hasta mañana y gracias.
De la
emoción que sentía Isa no fue capaz de dormir. Al día siguiente fue en busca de
su premio al taller. No se lo podía creer, era real, tenía el billete en sus
manos con partida en dos días.
Esos
dos días de espera se los pasó preparando todo, llevó a su gatito a un centro
para que no estuviera solo y habló con la vecina para que le regara las plantas
y le diera de comer a los peces.
Llegó
el día, se subió por primera vez en un crucero, lloraba de la emoción al oír y ver
zarpar el barco, su camarote era inmenso, parecía una escena de cine. Estaba
viviendo un sueño. A la hora de la comida se celebraba un sorteo en el que se
ganaba el privilegio de comer en el camarote durante un par de días, pero
cuando llevaban ya dos semanas de crucero, a Isa le llamaba la atención que
eran cada vez menos personas. Un día el sorteo lo ganó una vecina de camarote,
al llegar la noche Isa escuchó un ruido, se asomó a la mirilla y miró como se
la llevaban. Les siguió sigilosamente y la sorprendió que la llevaran a la
cocina. Se quedó tras la puerta y escuchó.
-
Hoy me traes buena mercancía, es joven y gorda, ha de tener carne jugosa.
Isa,
asustada, corrió a su camarote, cerró la puerta, las piernas le temblaban cayó
sentada al lado de la puerta recordando aquellas palabras que había escuchado
en la cocina, por un momento perdió el conocimiento y cuando reaccionó creyó
que todo había sido un sueño, para descubrir la verdad, se levantó, salió de su
camarote y se comenzó a petar en la puerta de su vecina, al dar el primer golpe
la puerta se abrió y lo que encontró allí la dejó en estado paralizada.
Instantes después cerró la puerta e intentó analizar la situación. Ahora lo
entiendo todo, cada vez somos menos gente en el barco y siempre, siempre se come
carne.
-¡Oh, dios mío! Nos estamos comiendo los unos a los otros.
Que voy a hacer.
De
pronto, en la puerta de su camarote se escuchan golpes, se arrima a la mirilla
y ve al cocinero y a dos marineros tocando a su puerta y les escucha decir:
-Sabemos
que nos viste ayer, abre la puerta, tenemos que hablar.
-No
te vale de nada esconderte, hemos revisado todo el barco y sabemos que estás
ahí.
-Se
nos agota la paciencia, abre la puerta.
-Dejemos
de juegos, tengo hambre, tiremos la puerta abajo y cojámosla.
Los
tres hombres entraron en el camarote de Isa y tras ver que no estaba comenzaron
a buscarla por todo el barco. Isa sabía que tenía que hacer algo, este
escondite no le iba a servir por mucho tiempo. Revisó el camarote y se dio
cuenta que en este había un pequeño balconcito, decida cogió el chaleco
salvavidas que había en todos los armarios y sin pensárselo dos veces se tiró
al mar. Isa miró como el barco se alejaba, estaba sola y rodeada de agua por
todas partes, sabía que apenas tenía posibilidades de sobrevivir pero era mejor
morir en el agua que ser comida por unos locos.
Habían
pasado horas, el sol quemaba su piel, su boca sabía a sangre porque sus labios
se habían cuarteado de la sed que tenía, no tenía fuerzas para poder seguir luchando
contra el mar, solo podía dejarse llevar por la corriente, en su mente solo
quedaba despedirse de su dulce gatito y dejar que la vida se le fuera. Apenas
lograba mantener la consciencia cuando escuchó gritos, al fondo un barco.
-¡¡Socorro,
ayuda por favor!! Gritaba Isa desconsolada con las últimas fuerzas que le
quedaban.
La
suerte parecía que finalmente se ponía de su lado, poco a poco el barco se
acercaba, volvería a su casa, volvería a ver a su gatito y eso sí, jamás
volvería a subirse a un barco en lo que queda de vida.
Una vez
que volvió a su casa, recuperada por completo, jamás volvió a comer carne, se
mudó a una pequeña casa de las afueras y dedicó su vida a cultivar sus propios
alimentos, aún tenía en su boca el sabor de la carne de aquel crucero maldito.
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Espero que lo disfrutarais, y como siempre hay que ser agradecida, daros las gracias por perder un poco de vuestro valioso tiempo conmigo. Ahora os dejo con la imagen del día.
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