LA TRISTE DESPEDIDA

   Hola a todos, siento mucho que estos días apenas puedo escribir en el blog, pero como creo que algunos ya sabéis, soy ayudante de cocina  y este mes en el mundo de la hostelería es muy complicado. Pero os garantizo que hago todo lo que puedo parar escribiros y siempre que tenga un hueco aquí estaré. Bueno vamos a dejarnos de tanta palabrería y comencemos con el episodio de hoy.

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       Llegó la hora de la despedida final, el párroco del pueblo llegó al tanatorio para dar unas palabras y dirigir el féretro hasta la iglesia.  El féretro fue en coche pero toda la familia y amigos fueron andando escoltando el coche hasta que llegaron a la iglesia.

       La misa fue muy dura y emotiva, el ataúd estaba situado en el centro de la iglesia y nuestros amigo en el primer banco de la misma. Al acabar la misa, Jacinto y María fueron al ataúd para junto con los trabajadores de la funeraria, llevarlo nuevamente al coche para que fuera a incinerarse, cuando llegaron al coche la madre de María con el dolor que sentía en su pecho acabó desmayándose, tuvieron que llamar a una ambulancia porque no daba reaccionado, y aun por encima a nuestra amiga le estaba dando una crisis de ansiedad, Jacinto ya no sabía a quien atender, si a su futura mujer o a su futura suegra. A los pocos minutos los de la ambulancia se presentaron en las afueras de la iglesia para poder atender a las dos mujeres, uno fue directo hacia la madre de María, y el otro se dirigió hacía ella, las cogieron a las dos y las derivaron al centro de salud.


     Durante el camino la madre de María comenzó a reaccionar y como un efecto en cadena, María al ver a su madre recuperar empezó ella a tranquilizarse. Al llegar al centro médico las dos pacientes ya se encontraban mejor, pero de igual modo fueron atendidas por el médico de guardia, que lo único que les recetó fue unos tranquilizantes para que tomaran en caso de que los necesitaran.

    Jacinto estaba fuera a la espera de las dos mujeres, cuando salieron el comenzó a llorar, entonces la madre de María le pregunta.

                - Hey, porque lloras?
                - Me asusté mucho al verla sin conocimiento y así mismo, el ver a María mal me angustio, ahora que os veo a las dos más o menos bien, es como si me quitaran un peso de encima.
                - Entonces, si estas aliviado porque lloras, le dice María
                - Por algún lado tendrá que salir la tensión amor.
                - Jacinto, no te preocupes, estamos bien. Ahora tendremos que acostumbrarnos todos a la nueva situación, se que será difícil pero tenemos que seguir adelante con nuestras vidas, no os olvidéis que tenemos que preparar una boda.

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    Aquí lo dejamos por hoy, no me puedo despedir sin antes daros las gracias por vuestro apoyo y por perder un poco de vuestro valioso tiempo conmigo.  Aquí tenéis la imagen del día