Hoy dejamos a un lado las cartas de amor y os presento un pequeño relato. Espero que os guste.
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Un aura misteriosa rodeaba al bosque Eterno, le llamaban así
porque la leyenda contaba que una hermosa
joven lo cuidaba, generación tras generación decían haberla visto y que
cada vez que se causaba algún daño al
bosque se escuchaban sus lamentos.
Un día,
un trágico incendio asoló el bosque, un muchacho a pesar de las advertencias se adentró en su interior con la intención de
apagadlo. A pesar de sus intentos el fuego lo rodeo quemando prácticamente todo
su cuerpo. En su último aliento vio una
hermosa joven y emanando de sus ojos un rio de lágrimas que apagaban el fuego.
Una vez
apagado el fuego, la joven se acercó al muchacho y le dio a comer unos extraños
frutos envueltos en un velo. El muchacho los comió y al despertar se dio cuenta
que algo había cambiado, intentó salir del bosque pero en cuanto puso un pie
fuera del bosque su cuerpo comenzaba a arder.
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Espero que os gustara el relato de hoy, daros las gracias a todos por perder un poco de vuestro valioso tiempo conmigo.
Aquí os dejo la imagen de hoy.
Precioso, me encanta!!!
ResponderEliminarAquí va el mío:
- La furiosas e imperecederas llamas lo consumían todo. Cientos de seres mágicos eran quemados sin piedad, hasta convertirse en montañas de ceniza, transformando el bellísimo y verde bosque, el último de ellos, en un erial oscuro y contaminado, como el resto del mundo. Los incendios comenzaron el día que el gran rey Minus III perdió la cordura, aquejado por el dolor provocado por la pérdida de su hija mayor, Rayon, en las guerras por la semilla roja, más conocida como la simiente de la inmortalidad. Una guerra estúpida, pues no existe semejante fruto. Su perversa locura lo llevó a negociar con seres infernales, permitiéndoles vagar por sus tierras a su antojo. Sin embargo, mientras el fuego demoniaco lo arrasaba todo, una misteriosa sombra caminaba entre las ávidas llamas, cubriéndose con un extraño manto capaz de repelerlas…-
- ¡Has contado esa historia cientos de veces anciano! Tú no eres una criatura mágica, sino un viejo borracho…- reprende el niño rubio al cuentacuentos por enésima vez.
Baron murió al día siguiente, y entre sus pertenencias, dejó al muchacho una extraña bola roja envuelta en un capuchón transparente, acompañada de una nota:
– Los bosques renacerán…-
Baron, el Sembrador
Precioso relato!! ❤️
ResponderEliminarGracias evyta.
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