Hola a todos, hoy os traigo un nuevo microrrelato, espero que os guste.
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Como cada día, la pequeña oruga caminaba entre las hojas
para disfrutar de su pequeño manjar. Una vez que acababa de comer se quedaba
mirando para los cientos de mariposas que revoloteaban por la zona, su madre
ante aquella situación siempre le decía lo mismo:
- Tranquila un día tu también serás una
hermosa mariposa.
Ella temerosa siempre respondía:
-Mama yo soy fea jamás seré tan
hermosa como ellas, ni como tú, tus alas son perfectas, preciosas, vuelas con
una elegancia que me da envidia, en cambio yo, arrastrándome entre las hojas,
sin color ninguno en que me voy a
transformar, moriré antes, ya lo verás.
- Tiempo al tiempo querida hija, el reloj ya
tocará a tu puerta.
Así fue, temblando empezó a formar su crisálida y su
transformación llegó. Con mucho miedo rompió el capullo y salió extendiendo sus
alas para empezar su vuelo.
- Eres preciosa hija mía, tus alas parecen
que tienen ojos dibujados.
- Es verdad mamá, soy hermosa.
Da igual quien fuiste, lo importante es quien eres y en
quien te quieres convertir
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