Hola a todos, os traigo un pequeño relato, espero que os guste. Y recordaros, que si os gusta el blog le deis a me gusta, os suscribáis y lo compartáis por vuestras redes sociales y amigos, cualquier ayuda se agradece.
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Hacía más
de un año que le pidiera en matrimonio, pero siempre que ella sacaba el tema
para comenzar con los preparativos él contestaba, ahora no. Frente a esta
situación, Anabel se fue sumiendo en un universo de tristeza y melancolía del
que nada ni nadie la hacía salir. Se pasaba las horas sentada en la tumbona de
la terraza mirando a la gran piscina que tenía e imaginándose como sería su
boda, su vestido, donde la celebrarían, todo estaba perfectamente dibujado en
su cabeza.
Un
hermoso día de primavera Ricardo llegó a casa con una rosa en la mano, su única intención era conseguir sacarle una
sonrisa a Anabel.
-
Toma cariño.
-
Gracias, pero y esto.
-
Porque te quiero y para que te alegres, sabes que haría cualquier cosa para que
fueras feliz.
-Cualquier
cosa.
-Sí
-Te
parece que pongamos fecha para la boda y comencemos con los preparativos.
-No
me pidas eso.
-Pero, yo no fui quien te pidió matrimonio.
-Lo
sé, pero aun no estoy preparado para dar ese último aso. Algún día.
Toda su
melancolía se convirtió en ira, lanzó la rosa a la piscina y se fue con toda su
desilusión.
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Espero que os gustara el relato de hoy, daros las gracias por perder un poco de vuestro valioso tiempo conmigo. Un beso para todos.
Aquí os dejo la imagen de hoy.
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