LOS ANGELES

 

        Hola a todos, para continuar con la serie de seres fantásticos hoy hablaremos de unos que en el fondo todos deseamos que existan Los Ángeles.

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    Los Ángeles son los hijos del éter o quinto elemento, son criatura de naturaleza espiritual cuya misión es la de ser mediadores entre los humanos y las divinidades. Poseen alas de grandes y espesas plumas blancas. Se encuentran entre dos mundos: el terrestre y el divino, del que traen los mensajes.

    Esta mañana hemos enterrado al hombre más feliz del mundo. Creo que nunca volveré a conocer a una persona tan jovial como él. Nos conocimos siendo niños, en la escuela, y ya entonces era el mejor de los amigos. Luego fue el más afortunado, el más atento y comprensivo, el más inteligente y perspicaz. Yo creo que incluso llegó a ser el mejor marido y hasta el mejor padre, lo que no resulta nada fácil y sí muy difícil de conseguir. Pero él tenía desde niño como un sexto sentido. Los del pueblo se lo decíamos muchas veces. Pero él nos miraba sonriendo y decía que no con la cabeza. Y entonces nos contaba la del ángel.

    Según Pablo, con él siempre iba un ángel de la guarda que le susurraba al oído la manera más conveniente de estar en el mundo y la forma de actuar correctamente. Cada vez que debía tomar una decisión importante, siempre oía aquella voz que le hablaba desde el interior y que, según él, era la de un ángel. Además, a este mágico ser le acompañaba un perfume exquisito que sólo Pablo podía oler y que a veces intentaba transmitirnos, aunque a nosotros nos resultara extraño.

    Al principio nos reíamos de él, pues nos parecían cosas raras todo lo que él contaba, pero cuando vimos lo bien que le iban las cosas comenzamos a dudar. ¿Y sí fuera verdad lo del ángel? A veces le preguntábamos por él, pero siempre nos respondía lo mismo:

     -No sé como es, sólo lo oigo y su voz es la más dulce del mundo. Y su perfume es el más maravilloso de cuantos haya podido percibir.

    Sim embargo, hoy, un minuto antes de cerrar los ojos para siempre, nos dijo a los que allí estábamos que ahora si podía verlo.

    -Está aquí, delante mío- nos dijo-, y es como siempre lo había imaginado: como esos niños de los cuadros que tienen dos alas en la espalda y un gesto afable, apacible.

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    Espero que os gustara a todos, gracias a todos por perder un poco de vuestro valioso tiempo conmigo. Aquí os dejo la imagen de hoy.