LOS KOBOLDE

 

            Vamos a continuar con la serie de seres fantásticos, espero que esta serie os esté resultando cuanto menos interesante.

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        Los Kobolde son los hijos de los duendes primigenios. Son genios domésticos de pequeño tamaño, ojos diminutos y boca enorme, que disfrutan haciendo ruido en las casas. Tienen un gran ingenio y suelen vivir en cuadras, cuevas o casas en el norte y centro de Europa.

    

        Los Kobolde tienen la manía de seguir a las familias con las que han convivido y suelen ser muy pesados. Pertenecen a la especie de los genios traviesos, de esos que esconden los objetos en las casas y despiertan a todo el mundo por la noche haciendo ruidos extraños. Seguro que alguna vez los hemos sentido, pero, en este caso, lo mejor es no arriesgarse y no hacerles ningún caso.

        Hace muchos años, dos viejitos suizos se jubilaron y compraron una casita en el campo. Querían pasar sus últimos años en un pueblo perdido, después de toda una vida en la ciudad. Pero ocurrió que la primera noche oyeron un ruido extraño en la casa y creyeron que había ratones, así que pusieron cepos por todas partes y en cada cepo un trocito de queso.

       

        A la mañana siguiente, se dieron cuenta de que el queso había desaparecido, pero las trampas seguían vacías.

        Estos ratones son los más listos que he visto en mi vida, pensaba el anciano. Tendremos que estar alerta si queremos cogerlos.

        

        Aquella noche decidieron no dormir para ver de dónde salían, pero lo que descubrieron fue otra cosa. De repente, surgió de un jarrón que había en el suelo un Kobolde viejísimo y arrugado que les dio la bienvenida. Los dos ancianos no sabían qué decir, así que fue el Kobolde quien comenzó a hablar. Les contó que llevaba viviendo en esa casa cientos de años, y que había visto a familias enteras pasar por allí, pero que ahora estaba muy solo. Les dijo que ya estaba retirado y que le quedaban muy pocos años de vida, y les pidió por favor que no lo echaran de allí, porque quería morir en el lugar donde siempre había jugado.

    

        A los ancianos les pareció muy razonable la petición del Kobolde, así que se hicieron amigos y vivieron juntos hasta el fina, recordando cada noche las hazañas y travesuras que habían hecho en la vida.

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        Espero que os resultara entretenida la entrada de hoy, muchas gracias por perder un poco de vuestro valioso tiempo conmigo. Un beso para todos y os dejo con la imagen del día.